Comunicación Vertical II. El interlocutor
En el tramo final de la
comunicación vertical entre sedes territoriales y matriz de la empresa, es
necesaria la figura de un interlocutor adecuado que sea capaz (como se comentaba
en Comunicación Vertical I) de canalizar y filtrar la información de modo que
llegue a su destino de manera correcta y comprensible, así como de transmitir la
voluntad de la empresa, tratando siempre de explicar el motivo de cuantas
acciones se realicen y mostrando —o demostrando— su necesidad y/o beneficio. Para
lograr esto, debe ser el primero en analizar y comprender las directrices de la
compañía, que no siempre habrán de ser beneficiosas para la sede territorial y
entender su porqué. Cabe suponer que toda acción realizada por la matriz
responde a intereses globales y nunca con ánimo de causar un perjuicio local, aunque
sea ese el caso en determinadas circunstancias.
Asimismo, el interlocutor
debe establecer las prioridades de las imposiciones, solicitudes,
requerimientos o directrices de las centrales, atendiendo lo urgente y
relegando a un segundo plano aquello que “puede esperar”. La persona
responsable de la sede territorial (no siempre coincide esta con el
interlocutor) será la encargada de determinar quién o quiénes atienden las
mencionadas imposiciones, solicitudes…
EL RETO DEL INTERLOCUTOR
ANTE LA COMUNICACIÓN VERTICAL DESCENDENTE
Uno de los retos del
interlocutor se presenta en los casos en los que las directrices de la central
pueden interferir en el buen o correcto desarrollo del trabajo suponiendo, por
poner un ejemplo, una sobrecarga en las tareas diarias. En tal caso, se
producirá una más que probable protesta por parte del miembro o miembros del
equipo afectados y será entonces el momento en el que el interlocutor deberá
intervenir haciendo ver la necesidad y beneficio de tal acción. No es tarea
fácil, pues el punto de vista del trabajador suele ser, con toda lógica,
subjetivo.
En muchas ocasiones, el interés
general puede suponer un “sacrificio” de los intereses locales por
múltiples razones (cuestiones logísticas, fabricación, prioridades…) lo que
habrá de provocar una pequeña revolución en la sede territorial. Como norma
general, dichos sacrificios suponen más trabajo extra para los equipos ya que
se verán obligados a adaptarse a las circunstancias, reconducir la situación y
muchas veces, comunicar a los clientes aquello en lo que la decisión concreta de
la central les perjudique. El interlocutor o la persona responsable en su caso,
será la que deba tomar las riendas con el fin de encontrar un equilibrio que
permita desarrollar las actividades de la sede territorial con normalidad afectada
por las nuevas circunstancias.
Otro de los retos a los
que se enfrenta el interlocutor es personal e intransferible y no es sino el de
convencerse a sí mismo de que las directrices o las decisiones de la matriz son
absolutamente necesarias. Supone esto un reto porque el propio interlocutor
forma parte del equipo territorial y será uno de los directamente afectados por
este tipo de acciones centralizadas. Pero no debe sucumbir ante el desánimo y
la mejor receta para lograrlo es mantener muy viva y activa la comunicación
vertical (en este caso ascendente) alimentando la relación entre las partes.
Sería interesante que el
equipo estuviese suficientemente dotado de una estabilidad emocional saludable,
lo que permitiría encajar correctamente determinadas directrices de la matriz
que no siempre suponen un beneficio personal. Aunque aquí entramos en otro
terreno suficientemente estudiado y tratado.
LA COMUNICACIÓN VERTICAL
ASCENDENTE
Una comunicación vertical
ascendente deficiente (esto es falta de comunicación entre diversas “escalas”
de trabajadores con el ente central) puede motivar la indiferencia o incluso el
desapego de aquellos a la empresa. Un desapego que podría traducirse en falta
de motivación y, por extensión, podría derivar en una caída de la
productividad. Es función y responsabilidad del interlocutor que dichas escalas
de trabajadores accedan a la matriz de manera eficiente, ejerciendo de enlace y
representante, con la finalidad de que sean escuchados y atendidos. Los departamentos
que generalmente son destinatarios de las demandas de los miembros de equipos
territoriales suelen ser los de Recursos Humanos o Logística. En la actualidad,
este es un reto conseguido, ya que la fluidez entre estos departamentos y los
trabajadores de base (incluidos los pertenecientes a delegaciones territoriales)
suele ser buena o, al menos, correcta.
La empresa actual, la
socialmente responsable, se está transformando implicando a todos los miembros
del equipo, pertenezcan a la central o a las sedes territoriales; implicándolos
en todos los aspectos del funcionamiento real de la compañía, creando sinergias
y abriendo los brazos a las iniciativas que potencien el desarrollo de la
actividad y cumplan su función de satisfacción personal para aquellos
instigadores de la propuesta.
En resumen, una correcta
y saludable comunicación vertical en ambos sentidos dotará de fluidez al
desarrollo de todas las actividades de la empresa y minimizará los perjuicios
que puedan provocar determinadas directrices impuestas por las centrales,
haciendo que sean interpretadas como una circunstancia más del trabajo.
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